domingo, 27 de julio de 2014

27. La verdad al descubierto.

Melanie y Mike estaban alargando el momento de levantarse, disfrutando de la comodidad de estar en la cama calentitos. Hacía ya una semana que vivían juntos, y estaban los dos muy felices. El blog de Mike cada vez iba mejor, y ganaba suficiente dinero como para no tener que buscarse un trabajo. Melanie en su trabajo por fin empezaba a encontrarse cómoda.

Melanie: -Menos mal que hoy tengo el día libre, no tengo ningunas ganas de salir de la cama.
Mike: -Yo tampoco. Lo de anoche no fue normal.
Melanie: -Exagerado... pero no estuvo mal. - dijo poniéndose roja.



Mike: -Ven aquí. - abrazó a Melanie y se pusieron a hablar.
Melanie: -De todas formas, tengo que levantarme, hoy tengo revisión médica.
Mike: -¿Y eso?
Melanie: -Voy todos los años.
Mike: -Ah vale.
Melanie: -Me voy a duchar.



Mientras Melanie se duchaba, Mike fue a por el correo y al volver lo dejó encima de la barra de la cocina. Se puso a preparar café y unas tortitas, el desayuno oficial en ese apartamento.

Melanie: -Ey, has bajado a por el correo. - se puso a mirar las cartas - oye, ¿otra carta para...? ¿Para mi jefe?
Mike: -¿Qué?
Melanie: -Duncan Collins. - dijo señalando la carta.
Mike: -¿Tu jefe se llama Duncan Collins?
Melanie: -Sí.
Mike: -A su nombre venía la carta de bienvenida equivocada. A ver de qué va esta carta... - Melanie le quitó la carta de la mano.
Melanie: -Creo que es ilegal abrir el correo de otra persona, ¿no?
Mike: -Esto es raro Melanie, déjame abrirla.
Melanie: -¿Le pregunto qué pasa? Trabajo para él.
Mike: -Tengo que saber por qué es la segunda carta a su nombre que viene a mi buzón. - Melanie le puso los ojos en blanco - Melanie venga ya, dámela.
Melanie: -Si quieres voy hoy mismo a preguntárselo. Se la llevo y veo qué me dice.
Mike: -...no sé... vale, no me mires con esa cara de pena, llévasela.
Melanie: -¡Bien! Bueno, a ver esas tortitas señor Tamer, no tengo toda la mañana.

***

Prue abrió los ojos y tenía a su lado, con un brazo pasándole por encima, a George. Sonrió satisfecha. Nunca pensó que sería tan bonito acostarse con él. Se giró y se dedicó a observarle mientras dormía. Dormido tenía la cara relajada, y casi parecía el joven alegre que conoció al principio. "Ahora es alegre gracias a mi" se sonrió a si misma. Soltó una risita, y George se despertó.



George: -Ey, ¿qué tal? No me espíes. - le dijo simulando estar enfadado y le hizo cosquillas.
Prue: -Para-para-paraaaa.
George: -No me has contestado, ¿qué tal?
Prue: -Bien, gracias. A ti se te ve bien también.
George: -Soy feliz en estos momentos, sí.
Prue: -Me alegro.
George: -Oye, yo... bueno, sé que no hemos hablado de esto, pero quiero que sepas que quiero empezar algo contigo. Si quieres.
Prue: -Yo... ¡claro que sí!
George: -No quiero que pienses que me tiro a cualquiera. Para mi esto es algo especial.
Prue: -Para mi lo ha sido...
George: -Bueno, me dijiste que era la primera vez e intenté ser suave y atento, te mereces todo eso.
Prue: -Bueno pero el rollito de las velas y los pétalos era demasiado, Romeo.
George: -Pero seguro que no te olvidas nunca de ese momento.
Prue: -Gracias.

***

Melanie llegó justo a tiempo a la consulta del médico ginecológico. Por suerte ese día iban a la hora que tocaba, y en cuanto se sentó la llamaron para que pasara.



Médico: -Buenos días, señorita Stevens, siéntese por favor.
Melanie: -Buenos días, gracias.
Médico: -Bueno, ¿qué tal le va todo?
Melanie: -Bien, todo bien, gracias.
Médico: -En lo que hoy tenemos que tratar, ¿hay algo que quieras preguntar o pedir?
Melanie: -Me gustaría que me recetaras pastillas anticonceptivas. Tengo pareja estable, vivimos juntos y no quiero estar dependiendo de los condones.
Médico: -Vale. Bueno si quieres pasamos a la sala y te examino.
Melanie: -De acuerdo.
Médico: -Te haremos un análisis de orina y otro de sangre, y mañana te pasarás por aquí para ver los resultados. Dependiendo de eso te mandaré un tipo de pastillas u otras, ¿de acuerdo?
Melanie: -Vale.



Después de unos minutos incómodos en la silla del ginecólogo, de la muestra de orina y de la de sangre, Melanie se dirigió a la oficina. Cuando entró, se encontró a April sirviéndose un café.

April: -Hola Melanie, ¿quieres un café?
Melanie: -Sí por favor, me acaban de sacar sangre.
April: -¡Qué me dices! Encima es tu día libre, ¿no? ¿Qué haces aquí si se puede saber? - abrió un cajón de su escritorio y sacó unos bombones. - Para darme un capricho de vez en cuando... toma uno por favor.
Melanie: -Gracias April. Vengo a hablar con Collins, ¿está?
April: -Sí, está revisando unos artículos. Le aviso de que has venido espera. - marcó el número interno del despacho y enseguida contestó. - Ya está, dice que puedes subir.
Melanie: -Gracias April. - se bebió de un trago el resto de café y se llevó el bombón en la mano. - Está buenísimo este bombón April, luego dime cuáles son, también quiero darme caprichos de vez en cuando, jajaja.
April: -Claro que sí. Hasta ahora.



Cogió el ascensor, subió a la planta del despacho de Collins y llamó a la puerta.

Collins: -Adelante. - Melanie respiró hondo y abrió la puerta.
Melanie: -Buenas, señor Collins, ¿puedo?
Collins: -Sí, sí, por favor, adelante, siéntese. ¿Pasa algo? Pensé que tenía día libre hoy.
Melanie: -Sí, no se preocupe. Vengo del médico.
Collins: -Aham... bueno dígame.
Melanie: -Verá... no sé como decírlo, ahora me siento incómoda. - él le frunció el ceño - No es nada, será alguna confusión. Hoy ha llegado esta carta al piso donde vivo con mi novio. - sacó la carta y la puso encima de la mesa.
Collins: -¿Qué pasa con esto? - cogió la carta y se quedó muy quieto.
Melanie: -Es la segunda vez que llega correo a su nombre a nuestro piso, y me preguntaba por qué...
Collins: -Debe haber algún error. - apretó los dientes y se masajeó las sienes. - ¿la han abierto?
Melanie: -Yo... ¡no! Claro que no. Eso es un delito señor Collins.
Collins: -¿Y la anterior?



Melanie: -Esa sí, pero era una tontería, la bienvenida al edificio de parte de la comunidad.
Collins: -Vaya... tendré que hablar con mi secretaria para que solucione este asunto. La verdad es que ahora mismo estoy un poco ocupado. Estoy esperando una llamada de Starlight Shores.
Melanie: -Bueno, entonces le dejo. Hasta mañana, señor Collins.
Collins: -Hasta mañana.

Cuando cerró la puerta y se metió en el ascensor, Melanie se dio cuenta de que aquello era raro.

***

Mike estaba en el ordenador escribiendo cuando Melanie llegó al apartamento.



Melanie: -Hola cariño. Vaya con el escritor...
Mike: -Cobro por esto, Mel.
Melanie: -Ya hablé con mi jefe.
Mike: -¿Y?
Melanie: -No sé... no dijo mucho, y casi me echó del despacho cuando le enseñé la carta.
Mike: -¿Cómo se llamaba la empresa que sellaba el sobre? ¿Freedom co.?
Melanie: -Algo así. Búscalo en internet a ver qué es.
Mike: -Es... es una financiera Melanie.
Melanie: -Qué raro. - justo en ese momento, sonó el telefonillo.
Mike: -¿Sí?
Telefonillo: -Soy Ana, hijo, abre.
Mike: -Pasa. - y presionó para abrir el portal. - No sé por qué, pero esto mi madre lo tiene que saber. - dijo dirigiéndose a Melanie.

Mike: -Hola madre.
Ana: -Hola Mike. ¡Melanie!
Melanie: -Hola Ana, ¿cómo estás?
Ana: -Cuánto tiempo, trabajas demasiado.



Melanie: -Es lo que debo hacer. Pero bueno hoy estoy aquí.
Mike: -Mamá, ¿te suena Duncan Collins? - Ana abrió los ojos y empezó a toser.
Melanie: -Te traeré agua, Ana.
Mike: -¿Mamá?
Ana: -¿De dónde sacas eso?
Mike: -Curiosidad. Han llegado cartas a su nombre a mi buzón.
Melanie: -Tome, un vaso de agua. Para la tos.
Ana: -Gracias querida. - se lo bebió entero, con los ojos cerrados. - Mike, yo... yo no puedo hablarte de ese hombre.
Mike: -¿Qué?
Melanie: -¿Qué pasa con él? Trabajo para él, es mi jefe.
Ana: -¿Qué? No puede ser...
Mike: -¿Mamá?
Ana: -Mike, no puedo, firmé un contrato hace algún tiempo. No puedo hablar de él contigo.
Melanie: -¿Qué quieres decir Ana?
Mike: -No me jodas mamá, ¿qué pasa? ¿Quién es? ¿Te ha amenazado?
Ana: -No, no, por favor, no me ha amenazado.
Mike: -¿Entonces? No entiendo nada.
Melanie: -Ana, yo le llevé una de las cartas a su despacho y se puso muy raro, me miró como si fuera el yeti y estuviera entre asqueado y asustado.
Ana: -No puedo chicos, no puedo.
Melanie: -Yo no soy Mike. ¿Ese contrato que dices me menciona?
Ana: -No.
Melanie: -Entonces conmigo sí puedes hablar de eso.
Mike: -Mamá, dilo ya.
Ana: -Él es tu padre. - y se llevó la mano a la cara.

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